El nombre científico que se emplea para denominar lo que se conoce como una descarga de actividad canina se llama Frap (Frenetic Random Activity Period). Todos los que tenemos perro sabemos que, de pronto, cuando el animal está muy contento o lleva tiempo encerrado y se le suelta comienza a correr de forma frenética. Más de una vez hemos oído historias del tipo: «De repente, por la noche, mi perro se pone a correr por toda la casa de forma enloquecida y sin motivo aparente. Se trata de un episodio que dura unos pocos minutos, y luego se queda relajado».
Un frap se identifica porque el perro suele correr en círculo, sin temores ni amenazas, al contrario, está encantado y ni siquiera se acuerda de nosotros. La mayoría de los perros que tienen este comportamiento puntual es por un exceso de energía, y, por lo tanto, necesitan quemarla. Otro motivo es porque no hacen suficiente ejercicio, algo bastante común en las ciudades, dado que los perros urbanos se pasan horas confinados en casa esperando a que alguien los saque. Pero también puede ser por estrés, debido a que sus salidas no solo sean ya reducidas sino que no sobrepasan los 15 minutos para que orine y defeque.
No pasa nada ni nada debemos temer si a nuestro perro le da por correr, al contrario debería alegrarnos que corra de esta manera y esté tan contento y alegre. Es un momento de diversión para él que no deberíamos interrumpir ni detener. Esos picos de felicidad son, de hecho, un incentivo para el animal. No hay que atarlo a causa de nuestros temores no resueltos, ni menos aún reñirlo ni llamarlo. Al contrario, es preciso potenciar esos momentos en que el perro está alegre y contento. No solo beneficia a su organismo sino también estimula su mente.
De hecho, cuando el perro hace un frap es porque necesita liberar energías. Pues ¡adelante! Que disfrute y se lo pase bien, ¿acaso nosotros no buscamos lo mismo?
Sin embargo, es preciso saber cuáles son las necesidades de nuestro perro. Y dárselas diariamente para que sea feliz y tenga una buena calidad de vida. O sea: ejercicio físico y mental. ¿Y eso qué significa? Pues que los paseos deben ser por entornos naturales, por el campo o el bosque, que es su hábitat natural, rodeado de árboles y que, a ser posible, oiga el piar de los pájaros y huela el olor de otros animales, y no en la ciudad rodeados de grúas y hormigones.
Y entonces viene la pregunta: ¿Cómo puedo compaginar estas salidas con mi perro y el trabajo?, pues como se pueda. Si entresemana no disponéis de dos o tres horas para llevarlo al campo, hacedlo el fin de semana, y en plena jornada laboral llevadlo al parque para que corra, aunque en nuestra ciudad es difícil, porque cada vez hay menos parques para perros, pero no claudiquéis y no lo llevéis a un pipican, eso seguro, de lo contrario vuestro perro cada vez estará más estresado y puede acabar siendo todo él un frap.
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