La escritora estadounidense Edith Wharton siempre vivió rodeada de animales, y en su vida no faltaron nunca los perros, a los que adoraba. Edith Wharton fue la primera mujer en ganar el prestigioso premio Pulitzer en 1921, con su novela La edad de la inocencia (llevada al cine por Martin Scorsese en 1993). A los cuatro años, un amigo de su padre le regaló a Foxy, un cachorro blanco de Pomerania, del que ella diría más tarde en su autobiografía, Una mirada atrás: «La relación con mi primer perro me convirtió en una persona sensible y consciente, fieramente posesiva, ansiosamente atenta, y despertó en mí ese permanente anhelo de piedad, que nada ha conseguido apagar jamás, hacia los animales y hacia todos los seres incapaces de articular palabra».
En The Mount, la casa de más de 45 hectáreas que la escritora poseía en Lenox, Massachusetts, están enterrados algunos de sus perros. En una parte de la ladera de la colina hay unas pequeñas lápidas que indican las tumbas de Mimi (1902), Toto (1904), Miza (1906) y Jules (1907), cuatro de los numerosos perros que Wharton tuvo a lo largo de su vida. Desde la ventana de la sala de estar y de la biblioteca donde escribía, siempre rodeada de sus fieles compañeros, Wharton podía ver el cementerio y las tumbas donde reposaban sus canes fallecidos. Cuenta la leyenda que, desde la muerte de la escritora, se han visto numerosos fantasmas en The Mount, incluidos los de algunos perros.
Y si hablamos de fantasmas, Edith Wharton escribió varios relatos en los que ellos son los protagonistas. En sus libro, titulado precisamente Relatos de fantasmas, cabe destacar «Kerfol», que se publicó por primera vez en Scribner´s en 1916. Se trata de un cuento extraordinario. Wharton cuenta la historia de Anne de Cornault, que es acusada de asesinar a su esposo. Pero en su declaración, Anne explica que, en realidad, fueron los fantasmas de sus queridos perros los culpables de su muerte, los perros que ella adoraba y su marido, por celos, mató por despecho. En este cuento, la escritora norteamericana muestra el menosprecio a los perros tanto como a las mujeres por parte de la sociedad de su tiempo; y, para ella, ambas opresiones son igualmente preocupantes. Hay que pensar que el cuento se publicó en 1916.
«El núcleo de mi vida está bajo mi techo, entre mis libros, mis perros y mis amigos íntimos», dijo en una ocasión la escritora estadounidense.
Edith Wharton y su esposo Teddy fueron miembros fundadores de la Sociedad de Nueva York para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales y participaron activamente en una campaña para equipar las calles de Nueva York con bebederos para perros.
Edith Wharton fue una escritora extraordinaria. Además de la ya mencionada La edad de la inocencia, escribió novelas tan conocidas como La casa de la alegría, Las costumbres del país, Ethan Frome y los relatos Vieja Nueva York, entre otras obras. Recomendamos encarecidamente su lectura.
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