A un animal doméstico no se lo abandona, a un animal doméstico se le cuida hasta el final. Ese es el pacto si decides beneficiarte de su compañía. Y este es el primer requisito, de otros muchos, que exige el vínculo. Si decides adoptar un perro o un gato, debes saber que con él hasta el final, de lo contrario no lo hagas. Y no solamente estamos hablando de abandono, sino también de cuidarlo y darle lo que se merece a lo largo de toda su vida. Y cuando sea viejo y tenga achaques, cuidarlo aún más, y cuando llegue el momento de la despedida, estar aún más cerca de él. Ese es el pacto.
Acompañar a tu ser querido hasta el final es lo mejor que puedes hacer por él, después de haberle dado la mejor de las vidas posibles.
Es muy enriquecedor poder ofrecer a un animal doméstico una buena vida, ser capaz de dársela hasta el final. Saber que ha sido plenamente feliz contigo, que has sido capaz de cuidarlo, llevarlo al monte a correr o a la playa a bañarse, sacarlo diariamente para que en su tiempo de ocio juegue con sus semejantes o corretee por el campo. En definitiva, darle la vida que se merece tener. Eso parece fácil, o mucha gente se cree que lo es, pero nada más lejos, porque exige un compromiso, ser responsable y consecuente con el animal y la decisión que uno ha tomado. Al animal hay que quererlo siempre, no solo cuando es joven sino también, o incluso más, cuando es anciano, cuando le flaquean las piernas, tiene artrosis y camina con dificultad, cuando apenas ve y ni siquiera oye, eso en el mejor de los casos. Entonces es cuando más necesita de tus cuidados y de tu cariño. Algunos abandonan a su perro o gato cuando es viejo. Eso es una vileza.
Pese a que la ley de bienestar animal tiene aún mucho que desear, estamos algo mejor que antes. Avanzamos poco a poco, pero avanzamos. Cada vez hay más gente que tiene perro y muchos somos los que daríamos la vida por el animal que tenemos. Eso es indiscutible. No obstante, todavía hay mucho maltrato en nuestro país. Está en nuestras manos denunciarlo si sabemos o somos testigos de un episodio de crueldad animal. No hay que dudar ante una cosa así.
Cuando el animal se aproxima al final de su vida es, justamente, cuando más nos necesita. No lo defraudemos. Con él hasta el final. Hay que dar la talla. No abandonarlo y, cuando llegue el momento, no dejarlo en manos del veterinario para que lo duerma porque nos falta el valor. Él no lo haría. Hay que estar a su lado en esos momentos también. Acompañarlo en ese triste trance es lo mejor que podréis hacer por él, que os sienta a su lado, que pueda dormirse junto a quien él más quiere y ha querido en toda su vida.
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