Además del tacto, el olfato, la vista, el gusto y el oído, siempre se ha dicho que los perros tienen un sexto sentido. Ya sabemos que son capaces de «adivinar» cuando estamos llegando a casa o de percibir nuestros estados de ánimo, o de detectar olores imperceptibles o señales premonitorias de un tsunami o de un terremoto, o de oler el cáncer y otras enfermedades.
Es una obviedad que los perros oyen mucho mejor que nosotros. Con respecto al nuestro, su oído es tan potente que sienten frecuencias muy altas que nosotros ni siquiera percibimos.
En el tsunami de 2004 en Indonesia, por poner solo un ejemplo, horas antes de que ocurriera el desastre, los animales —mamíferos, aves— se alborotaron y salieron en estampida hacia el centro de la isla, como si desearan ponerse a cubierto de algo, algo que aún no había sucedido, que estaba todavía por suceder. Esto está científicamente demostrado.
Los terremotos, las tormentas o los tsunamis no suceden de golpe, sino que van precedidos de señales, indicios, que nosotros no estamos en condiciones de percibir; pero ellos sí. Los animales son capaces de detectar las vibraciones o fallas que se producen en las profundidades de la tierra y que preceden a un desastre natural.
Cuando dejamos a nuestro perro en casa para ir al trabajo, dejamos el rastro de nuestro olor. A lo largo de las horas del día, su intensidad disminuye hasta que nosotros entramos de nuevo en casa y el ambiente vuelve a llenarse de él. Con el tiempo, nuestro perro sabrá exactamente cuándo nuestro olor alcanza el nivel más bajo para predecir nuestro regreso al hogar. Por lo tanto, algunos científicos sostienen que los perros huelen el tiempo. Además, como todos los animales y también las plantas, están condicionados por el ritmo circadiano, el reloj biológico que dicta nuestros cambios fisiológicos y psicológicos.
Todos los que tenemos perro sabemos algo de su sexto sentido, porque es evidente que perciben nuestro estado de ánimo. Si estamos contentos ellos también lo están, si, por el contrario, nos invade la tristeza, no se separan de nuestro lado. Cualquier persona que tiene perro ha experimentado eso. Su empatía no tiene límites.
Algunas estudiosos sostienen que los perros pueden ver o sentir presencias sobrenaturales. Eso no está científicamente demostrado, pero sí es cierto que sus capacidades sensoriales están más desarrolladas que las nuestras, lo que significa que pueden percibir ruidos que nosotros no oímos o sentir estados que nosotros no somos capaces de sentir.
En algunos perros, además, esta capacidad sensorial va todavía más allá. En The Pines, una residencia de ancianos de Ohio, Estados Unidos, un schnauzer pequeño llamado Scamp que vivía con los residentes era capaz de oler la muerte de un ser humano unos días antes de que se produjera. De pronto, el perro se mostraba alterado, iba de un lado a otro, hasta que entraba en una habitación, se subía a la cama y no se movía ni salía del cuarto para nada. A los dos o tres días, la persona que estaba en esa cama, moría. El personal sanitario ya sabía que cuando el perro se colocaba a los pies de la cama de alguien, ese alguien moriría unos días después. Inaudito pero cierto.
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