La ley 17/2021, de 15 de diciembre, entró el pasado 5 de enero en vigor veinte días después de su publicación en el Boletín Oficial del Estado. Modifica el Código Civil para adaptarlo a la verdadera naturaleza de los animales. La normativa también modifica la Ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil sobre el régimen jurídico de los animales para que dejen de ser tratados como objetos.
La nueva ley de Bienestar animal pretende acabar con el sacrificio de animales sin causa justificada, así como con el empleo de fauna silvestre en los circos y la venta de animales domésticos en las tiendas. Y no solo eso: en tanto que seres sintientes, los animales no podrán ser embargados, hipotecados, abandonados, maltratados o apartados de uno de sus propietarios en caso de separación o divorcio.
«Es histórico que se reconozca que los animales de compañía son seres sintientes, y que se los descosifique legalmente. Antes estaban reducidos a la condición de cosa, y ahora la ley reconoce que son seres vivos, con capacidad de pensar y sentir», señala Nuria Menéndez de Llano, directora del Observatorio Justicia y Defensa Animal, uno de los organismos que impulsó la recogida de firmas para que pudiese aplicarse la reforma actual de la ley, una reforma que sigue las mismas directrices que países como Francia, Alemania, Suiza y Portugal.
El 2 de diciembre del pasado año fue aprobada definitivamente por el pleno del Congreso de los Diputados a partir de una proposición de Ley del PSOE y Unidas Podemos que, pese a ser objeto de varias enmiendas en el Senado, finalmente salió adelante con el apoyo de todas las formaciones, salvo VOX, que votó en contra, y el PP, que se abstuvo.
En caso de separación, el juez determinará la custodia compartida de los animales de compañía. Además, podrá acordar los gastos de manutención y cuidado del animal, así como determinar el destino de este si no hay acuerdo entre los cónyuges, teniendo en cuenta tanto el interés de la pareja como el bienestar del propio animal.
En el caso de no haber últimas voluntades, los animales se entregarán a los herederos que los reclamen. Si no fuera posible, se entregarán al órgano administrativo o centro que tenga encomendada la recogida de animales abandonados hasta que se resuelvan los trámites de sucesión. Si ninguno de los sucesores quiere hacerse cargo, la administración podrá ceder al animal a un tercero para su cuidado y protección.
«Cualquier persona sabe que su animal de compañía no es una cosa, pero la ley no lo reflejaba hasta ahora», dice Nuria Máximo, directora de la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
El gobierno creará un registro de datos con el fin de acabar con el abandono animal. Además, se prohibirá la cría y venta de animales por parte particulares, garantizando de este modo que solo puedan hacerlo criaderos profesionales que cumplan con todos los requisitos que exija la ley. Y también se endurecerán las sanciones y las penas por abandono, maltrato y muerte del animal. El gobierno, además, tiene previsto impulsar campañas de sensibilización y concienciación social contra el maltrato y el abandono.
Si bien hay aspectos que aún no están claros, como qué pasará con las rehalas o con los toros, por ejemplo, hemos dado un buen paso en materia de bienestar animal, de eso no nos cabe duda.
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