La escritora Alicia Giménez Bartlett, autora de la famosa detective Petra Delicado y ganadora de importantes premios —Grinzane Cavour (2006), Raymond Chandler (2008), el premio Nadal (2011), el Pepe Carvalho (2014) y el premio Planeta (2015) entre otros—, siempre ha vivido con perros.
Le gusta tener perros de raza, porque como ha dicho en más de una ocasión: «La estética de un perro de raza me fascina». Sin embargo, eso no quita que no esté muy comprometida con perreras y protectoras, con las que colabora; incluso, en más de una ocasión, ha acogido un perro mayor de una de ellas porque nadie lo quería.
Alicia no come carne y lo único que le falta para ser una auténtica vegetariana es renunciar al jamón de bellota, que le encanta. «Si hubiera un partido jamonista, sería miembro de él. Estamos llenos de contradicciones», dice con ironía. En cualquier caso, es una persona comprometida con el bienestar animal, no cabe duda, y adora a los perros.
Cuéntame, Alicia, ¿desde cuándo tienes perro? ¿Te viene de familia? ¿Naciste ya rodeada de ellos?
Tengo perros desde hace unos treinta años. En mi familia nunca los hubo. Mis padres eran bastante mayores y yo era la última hija en casa. Tanto mi padre como mi madre disfrutaban mucho de los placeres urbanos: cine, restaurantes… de modo que pensaban, con buen criterio, que un perro (que yo siempre reclamaba) les complicaría la vida en exceso.
Me consta que tenías a Irma, un magnífico pastor de Burdeos, espero que sigas con ella.
Sí, Irma ya tiene 8 años, pero continúa con nosotros y es la reina absoluta de la casa.
¿Qué te aporta la compañía de un perro?
Tantas cosas que enumerarlas todas es imposible. Las más destacadas desde mi punto de vista son: compañía, cariño, diversión, actividad física, capacidad para hacernos más observadores y sensibles, comprensión del ciclo de la vida, necesidad de cuidar de alguien que siempre te lo agradece. Cuando al verme por la mañana mi perra se pone como loca de contenta, comprendo cuántas cosas le debo.
«Mis amigos dicen que si viviesen otra vida querrían ser el perro de Alicia».
Es sabido que se produce una «mímesis» entre el perro y su dueño. ¿En qué te pareces a él y él a ti?
Ambas somos tranquilas, dormilonas y curiosas.
Sé que te gustan los perros de raza. Hoy en día eso está mal visto. Mucha gente está en contra de los criaderos, pero hay que saber que sin criaderos no habría razas, y que está bien que las haya. Lo importante es hacer crías éticas, y siempre por amor a la raza y no para enriquecerse. Pocos criaderos hay así, lo reconozco. ¿Qué opinas?
No creo que todos los criadores sean poco éticos. De todos modos, se puede comprar un perro de raza y adoptar otro en la perrera. Es una solución salomónica que yo aplicaré a partir de ahora.
Has dicho alguna vez que eres persona poco espiritual y que la convivencia con un perro te conecta con la naturaleza. ¿Sales al campo con él? ¿Cómo te vincula el perro con la naturaleza?
Claro que salgo a pasear con él. Tengo la facilidad de vivir en el campo. Ya estaba muy vinculada a la naturaleza sin necesidad de perro. Los perros me conectan con el lado animal que todos tenemos y, al mismo tiempo, me proporcionan una experiencia casi mística. He dicho alguna vez que si hay una prueba de la existencia de Dios, está en los ojos de un perro.
Tener un perro implica responsabilidades, además de dedicación y ciertas ataduras. ¿Su compañía te ha supuesto algún tipo de «renuncia» en tu vida?
Renuncia es mucho decir, pero me da muchas obligaciones. Quiero que todo sea perfecto para él: alimentación, veterinario, paseos, limpieza…, aunque lo hago con gran placer.
Quien ha conocido la compañía de un perro raras veces puede vivir ya sin ella. El escritor Pérez Reverte dice que nadie que no haya convivido con perros conocerá nunca a fondo hasta dónde llegan las palabras: generosidad, compañía y lealtad. ¿Qué opinas?
Opino que el escritor Pérez Reverte lleva razón, aunque nunca lo he visto fotografiado junto a un perro.
La pena por la muerte de un perro suele ser algo muy doloroso y muy poco comprendido por quienes nunca han vivido una pérdida como esa. «Bueno, total sólo era un perro», he oído decir en más de una ocasión. Y sin embargo, un perro puede significar mucho, y su vida valer tanto o más que cualquier otra. Dime, ¿qué lugar ocupa el perro en tu vida?
Mi perro, y no sólo él sino todos los perros (cuando pienso en ellos en general suelo sufrir por el trato que a veces reciben), es muy importante para mí. Tiene sus derechos y en mi casa siempre se respetan. ¡Se respetan incluso sus manías! Sin embargo, cuando un perro llega al final de su vida y muere de modo plácido, me parece absurdo montar un número y llorar por las esquinas. Toda vida tiene un final en la naturaleza y aceptarlo de manera razonable es lo lógico, lo razonable.
Agatha Ruiz de la Prada dice que su vida habría sido mucho peor sin perros. ¿Cómo habría sido la tuya?
Mi vida sin perros hubiera estado llena de frustración. ¡Corría por la calle tras ellos en cuanto tuve la capacidad de andar! Una vida mucho más triste.
En tu caso, el perro ha trascendido al territorio de la ficción. ¿En qué medida el perro ha influido en tu trabajo como novelista, en tu rutina diaria?
Todos mis perros han tenido la costumbre (sin que yo se lo enseñara) de tumbarse a mi lado mientras escribo. Eso ha sido para mí como una auténtica bendición. De vez en cuando me levanto y los acaricio; tocar su pelo, sentir su respiración me consuela de todas las dificultades que mi oficio comporta.
«Sobrellevo mejor la soledad de escribir con un perro a mi lado».
El actor estadounidense Bill Murray ha dicho que desconfía de la gente a la que no le gustan los perros, pero que si a un perro no le gusta una persona se fía siempre del perro.
Eso es un poco injusto. He tenido perros que ladraban a los homeless con los que se cruzaban y eso me parecía un abuso por su parte. Yo, para mis parámetros personales, desconfío más de la gente que no bebe alcohol y de la que habla demasiado. A cada uno lo suyo.
La literatura está llena de historias de perros. ¿Qué libro recomendarías a nuestros lectores?
Cuentos de perros, de Ruyard Kipling (Editorial Alba) es muy divertido.
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