La crueldad del comercio de las ancas de rana
septiembre, 2023 - Togetherdogs
La crueldad del comercio de las ancas de rana es un hecho. Debido a su gran consumo, la población de estos anfibios ha diezmado enormemente.
Cría de ranas en cautividad.

En la década de 1980, debido al gusto de los europeos por comer ancas de rana, se capturaron cantidades tan enormes de estos anfibios que la población empezó a diezmar, hasta tal punto que la Unión Europea prohibió el comercio de muchas de sus especies. Sin embargo, no ha sido capaz de tomar medidas al respecto para garantizar la sostenibilidad de este comercio. Todos los años se exportan a la Unión Europea millones de ranas silvestres, que son sacrificadas en países como Turquía, Albania e Indonesia. En Albania, la sobreexplotación ha provocado que la rana de agua albanesa esté en peligro de extinción. Indonesia es el mayor exportador mundial de carne de rana, exporta más de 5.000 toneladas de carne de rana al año. La crueldad del comercio de las ancas de rana es una realidad.

La crueldad del comercio de las ancas de rana es un hecho. Debido a su gran consumo, la población de estos anfibios ha diezmado enormemente.
Debido a la sobreexplotación, la rana de agua albanesa está en peligro de extinción.

Sandra Altherr, cofundadora de Pro Wildlife, organización conservacionista alemana, señala que «la enorme y continua avidez por las ancas de rana de la UE está diezmando las poblaciones de ranas silvestres en un número cada vez mayor de países. La UE es el mayor importador mundial de ancas de rana, pero no ha tomado medidas aparentes para garantizar que el comercio sea sostenible». Entre 2010 y 2019, es decir, a lo largo de prácticamente nueve años, la UE importó alrededor de 40 millones de kilos de ancas de rana, lo que equivale a un número próximo a los 2000 millones de ranas. Bélgica y Francia son los países de mayor consumo.

La crueldad del comercio de las ancas de rana es un hecho. Debido a su gran consumo, la población de estos anfibios ha diezmado enormemente.
Criadero de ranas para consumo en una laguna en Hubei, China.

Un comercio poco regulado

Mark Auliya, herpetólogo del Instituto Leibniz para el Análisis del Cambio en la Biodiversidad, de Bonn (Alemania), señala que la UE no exige que se informe de las especies o cantidades de ranas importadas por los Estados miembros, sólo del peso de las «ancas de rana» genéricas.

La crisis climática, la contaminación, el hongo quitridio (Batrachochytrium dendrobatidis), que suele ser mortal, y la demanda europea por sus ancas son las principales causas de mortandad de estos anfibios. Organizaciones de ecologistas sostienen que es fundamental que la UE se implique a fondo para regular el comercio y preservar la especie. Es preciso una legislación de los países compradores para que el comercio sea sostenible.

Una crueldad en toda regla

La crueldad del comercio de las ancas de rana es un hecho. Debido a su gran consumo, la población de estos anfibios ha diezmado enormemente.
Ancas de rana dispuestas para ser cocinadas.

Para que alguien pueda comerse unas ancas de rana, el anfibio es desmembrado a lo vivo. De modo que aquel que pida ancas de rana lo tenga en cuenta, a ver si se le pasan las ganas. Hoy en día, como algunos otros, este plato no debería formar parte de las cartas de ningún restaurante. Los tiempos son otros, y en estos tiempos ya no caben platos como éste.

Las ranas capturadas por sus ancas suelen ser desmembradas en vida y abandonadas a su suerte.

La responsabilidad que tiene Europa es mucha. Debería disponer de una información rigurosa acerca de las poblaciones y especies de ranas mundiales, así como de las diversas amenazas a las que se enfrentan. Y a partir de ahí regular, con conocimiento científico, el comercio y las importaciones.

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