En primavera y verano, cuando los días son más calurosos es cuando más víboras podemos encontrar, sobre todo en zonas de secano, campos de cereales, riachuelos, embalses, llanos, pero también en el monte. Es poco probable que una víbora muerda a nuestro perro, pero no imposible. Las serpientes suelen escurrirse y huir cuando sienten que algo se aproxima. No atacan, salvo que se les provoque, pero a veces si el perro la pisa, por ejemplo, o introduce el hocico en una hendidura en la roca donde se halla el reptil, puede ser fatal. Por lo general, las picaduras de las víboras se producen en el hocico o en las patas. Para prevenir que una víbora muerda a nuestro perro es preciso acotar los riesgos. Si vamos al monte, no debemos levantar piedras ni introducir palos entre las rocas, ni dejar que nuestros hijos o acompañantes lo hagan. Así que ¡mucho cuidado! porque las víboras son un peligro para los perros.
En España, todas las serpientes están protegidas por ley y no pueden ser capturadas ni mucho menos exterminadas.
Hay tres especies de víboras en el territorio español. Veamos cuáles son y dónde habitan:
● Víbora áspid o víbora del Pirineo (Vipera aspis). Es la víbora de mayor tamaño y la más venenosa de las tres. Puede alcanzar los 85 centímetros de longitud. Vive a más de 2000 metros de altitud en la parte nororiental de la Península Ibérica, en los Pirineos, nombre por el que también se la conoce. De color amarronado y el hocico ligeramente levantado.
● Víbora hocicuda (Vipera latastei). Es la más común de la Península Ibérica. Salvo en la cordillera cantábrica y los Pirineos, puede encontrarse en todo el territorio peninsular. Si bien es la que más picaduras produce, su veneno es el menos tóxico de las tres víboras ibéricas. Vive en zonas rocosas, de matorrales, pastizales, y bosques. Su color va del parduzco o grisáceo hasta casi el negro. Mide alrededor de 60 centímetros. Tiene la cabeza bastante plana y muy triangular y se distingue claramente de las otras dos porque su hocico es prominente y muy levantado y chato, de ahí su nombre.
● Víbora cantábrica o seoanei (Vipera seoanei). Habita en el norte y noroeste de la Península Ibérica, desde Galicia hasta Navarra. Es la menor de las tres especies, no sobrepasa los 50 centímetros de longitud. Su cabeza es pequeña y triangular. Su veneno no es tan potente como el de la víbora del Pirineo, pero sí más tóxico que el de la víbora hocicuda.
Para cerciorarnos de que la serpiente que ha podido morder a nuestro perro sea realmente una víbora y no una simple culebra, es preciso que sepamos identificarla. Pese a que en España hay dos culebras venenosas —la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) y la culebra cogulla (Macroprotodon cucullatus)—, su veneno es poco tóxico y raras veces lo inoculan porque son animales muy temerosos y escurridizos. Para saber si realmente nos encontramos ante una víbora es necesario tener en cuenta las siguientes características:
● Las víboras presentan una pupila vertical con respecto a la pupila redondeada de las culebras. Es ésta una de sus características más destacadas.
● Las víboras poseen pequeñas escamas craneales fragmentadas con respecto a las escamas craneales o cefálicas grandes y dispuestas de las culebras.
● Las víboras tienen las escamas dorsales con quilla, es decir, carenadas, mientras que las escamas de las culebras son lisas, si bien hay excepciones, como los casos de la culebra de agua o viperina (Natrix maura) y la culebra de collar ibérica (Natrix astretophora), ambas con escamas dorsales carenadas.
● Las víboras cuentan con un par de colmillos que se retraen al cerrar la boca, pero que muestran abiertamente cuando se sienten amenazadas.
Si una víbora muerde a nuestro perro no debemos ponernos nerviosos, ya se sabe que los nervios juegan malas pasadas. En primer lugar, hay que examinar al perro y localizar la mordedura para cerciorarnos de que ha sido una víbora y no una avispa u otro insecto. La zona de la mordedura debe presentar dos orificios, dos incisiones separadas por casi un centímetro. Siempre que se pueda es conveniente hacer una foto de la serpiente en cuestión, ya que al veterinario puede resultarle de gran ayuda. Una vez identificada la mordedura, deberemos inmovilizar al animal para que se mueva lo menos posible con el fin de evitar que el veneno se disemine. A continuación, es preciso llevar el perro al veterinario de inmediato.
No hay que hacer ningún torniquete al animal, ni ponerle vendaje o aplicarle pomadas, y ni mucho menos succionar la zona, nada de eso, sino trasladar al perro lo antes posible hasta una clínica veterinaria, donde le suministrarán el antídoto (suero antiofídico) y le aplicarán el tratamiento adecuado a base de antibióticos y antinflamatorios con el fin de prevenir infecciones bacterianas asociadas a la mordedura.
Es preciso no demorarse y acudir a la clínica veterinaria más cercana, en el caso de que no podamos, llamaremos de inmediato al 112 para que nos eche una mano. La salud de nuestro perro está en juego y no hay tiempo que perder.
Las víboras Aspid y hocicuda son las más peligrosas, y si bien es difícil que su veneno pueda provocar la muerte en humanos, lo cierto es que en perros no es así, algunos no han llegado a tiempo.
Las primeras seis horas son vitales para evitar que el accidente sea irreversible.
El veneno de la víbora tiene un efecto necrosante (provoca la muerte de una parte del tejido) que comporta, además, el riesgo de una infección bacteriana. La gravedad va a depender de numerosos factores: el estado de salud del perro y su sistema inmunológico, el peso corporal, la edad, la zona donde se ha producido la mordedura y la cantidad de veneno que le haya inoculado el reptil, así como de la rapidez con la que es tratado por un veterinario. En estos casos, la rapidez de actuación es fundamental.
En definitiva, cuando vayáis al monte, llevad cuidado, porque las víboras son un peligro para los perros.
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