Si hay algo que se sabe con certeza de la reina Isabel II es que era una gran amante de los animales, sobre todo de los caballos y los perros. De los primeros llegó a criar y tener en sus establos los mejores purasangres del mundo. En cuanto a los perros, sus preferidos eran los corgis, una raza muy antigua de Gran Bretaña, de pequeño tamaño, que se utilizaba para el pastoreo. La reina sentía pasión por ella, y se dice que llegó a tener más de una treintena de perros de esta raza, razón por la que la princesa Diana de Gales llegó a decir que los perros en palacio eran como «alfombras andantes». De modo que los corgis de la reina Isabel II se convirtieron en los animales más preciados de palacio.
El primer corgi que tuvo la reina se lo regaló su padre cuando cumplió dieciocho años. Se llamaba Susan y tal era el cariño que sentía la soberana por ella que se la llevó de luna de miel cuando se casó con Felipe de Edimburgo a los veintiún años. De Susan, descenderían luego todos los corgis reales, hasta Willow, que falleció en 2018, si bien aún hubo un último corgi, Vulcan, aunque no descendía de la línea real de Susan. Entre las apariciones públicas de Willow cabe destacar su famosa participación en un anuncio que protagonizó la monarca con James Bond (Daniel Craig) y que se grabó en 2012 con motivo de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres.
Después de la muerte de Willow, la reina dejó de criar corgis, se dice que porque no deseaba que ninguno de estos animales la sobreviviese. Pero si bien siguió siempre en compañía de otros perros, entre ellos un dorgy (resultado de una relación ilícita entre Tiny, una corgi de la reina, y Pipkin, el perro salchicha de su hermana Margarita) y Lissy, una cocker spaniel, no mantuvo esta promesa, puesto que su hijo, el príncipe Andrés, conociendo su afición por los corgis, le regaló dos, Muick y Sandy. En cierta ocasión el diario The Sun comentó: «Es impensable que la reina no tenga corgis; es como si la torre de Londres no tuviera cuervos».
Todos los miembros de la corona británica tienen perros, y son tan importantes en su vida cotidiana que los perros son un buen motivo de conversación entre ellos. Pero los corgis han ocupado un lugar preponderante en la realeza británica. Los de la reina Isabel II fueron muchos, y ella les tenía auténtica devoción.
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