Hoy en día es algo sabido que hay perros que trabajan con la policía para detectar bombas, encontrar droga, rescatar personas o en ciertos asuntos de espionaje. Hace más de catorce años que la policía del estado de Connecticut, en Estados Unidos, entrena perros para detectar dispositivos de almacenamiento electrónico, como discos duros, USB o móviles.
Los dispositivos electrónicos pueden contener informaciones que suelen ser esenciales a la hora de arrestar a los delincuentes. Los pederastas ocultan las pruebas del delito en tarjetas de memoria, pequeños dispositivos USB, que pueden esconderse en los lugares más insospechados.
Un día, Jack Hubble, responsable del laboratorio criminalístico de Connecticut, descubrió que todos los dispositivos de almacenamiento electrónico están recubiertos de una sustancia llamada Oxido de Trifenilfosfina (TPPO) para evitar su calentamiento. Dicha sustancia tiene un olor muy característico, que los humanos no podemos detectar, pero los perros sí. ¿Y por qué?, por la sencilla razón de que los humanos tenemos cerca de seis millones de receptores olfativos mientras que los perros tienen trescientos millones; de modo que los perros pueden detectar estos dispositivos aunque estén maltrechos o enterrados.
Jordan Detection K9
En 2014, el entrenador canino Todd Jordan escuchó a un amigo policía expresar su rabia al no haber podido encontrar ningún dispositivo electrónico en el registro de la vivienda de un presunto pederasta. Este policía pertenecía al grupo de trabajo de Crímenes contra Niños en Internet (ICAC). Y así fue como nació Jordan Detection K9, una organización que se dedica a entrenar perros para ayudar a los investigadores a luchar contra la pornografía infantil.
Bear, un labrador inglés, fue el primer perro K9. En 2015 se hizo famoso por participar en la detención de los pederastas Jared Fogle, Marvin Sharp, un entrenador de la Federación de gimnasia de Estados Unidos, y del médico de la misma federación, Larry Nassar.
La formación de Bear requirió muchas horas de trabajo, en la que aprendió a discriminar distintos olores con precisión y a realizar búsquedas en diferentes escenarios, desde áreas abiertas a zonas cerradas.
A principios del 2023 se graduó el perro nº 101 del Programa de Detección Electrónica.
Los perros deben ser metódicos en sus búsquedas, no muy excitables, que les guste estar con gente y que puedan estar en zonas cerradas. Los labradores retriever son los más adecuados para este trabajo, ya que son animales muy sociables, trabajadores y equilibrados.
A cada perro se le asigna un agente, un «compañero» con el que entrena y trabaja, lo que genera un vínculo muy fuerte en todo tipo de misiones. Normalmente, el perro vive con su agente en su casa, como uno más de la familia.
Estos policías y sus perros a menudo tienen que registrar viviendas de posibles pederastas, lugares en el que pueden vivir los cónyuges y los hijos, que también pueden haber sufrido abusos. En estas situaciones difíciles, los perros K9 son como un mecanismo tranquilizador y calmante, que son de gran ayuda en estos registros.
Una ayuda emocional para las víctimas
Si en la vivienda hay víctimas infantiles, son niños que están muy angustiados, muy asustados, y emocionalmente son incapaces de cooperar. En ese caso los perros K9 son de gran ayuda, porque los tranquilizan, rebajan la tensión y pueden prevenir una situación traumática.
Hay que pensar que los niños rescatados de estas terribles situaciones tienen unos traumas muy profundos, tanto físicos como psicológicos, y si están en compañía de un perro que les procura consuelo y cariño, su recuperación es más rápida. También los policías están sometidos a un alto nivel de estrés, ya que se trata de un trabajo que erosiona y desgasta tanto emocional como mentalmente. Y los perros K9 son, sin duda, un apoyo fundamental para ellos.
Un negocio que va en aumento
La profesionalización de estas redes de pederastas y pedófilos es tan extensa a nivel mundial, que hasta elaboran manuales con todo tipo de recomendaciones para poder delinquir impunemente. El pasado 2022, sólo en Estados Unidos se distribuyeron y comercializaron más de 80 millones de vídeos e imágenes de pornografía infantil, y esto va en aumento. La pornografía y el tráfico infantil se ha convertido en un negocio global que afecta a millones de personas en nuestro planeta, y mueve más de 50.000 millones de dólares. Por eso, la labor de estos perros es tan importante, porque no solo ayudan a detener a delincuentes si no que, además, amparan, ayudan y protegen a las víctimas.
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