La prisión de Sremska Mitrovica, al noroeste de Belgrado, es la más grande de Serbia. En ella se ha instalado un refugio para perros callejeros, cuyo cuidado ha sido encomendado a una docena de presos. Se trata de un proyecto ejemplar con el que se pretende fomentar la empatía y la resocialización de los reclusos, así como ayudar a solucionar un gran problema en la ciudad como es la proliferación de perros callejeros.
«Estar en contacto con los animales resulta muy beneficioso para los presos», dicen las autoridades penitenciarias.
Los prisioneros se encargan de limpiar las instalaciones, así como de alimentar y pasear cerca de 260 perros que antes merodeaban por las calles de la ciudad. Se trata de una buena iniciativa para que los presos pueda interactuar con los animales y establecer un vínculo con ellos. Y de hecho, lo establecen ese vínculo, porque es muy fácil crear vínculos con los animales. Los perros, a su vez, también los crean con los humanos. Y aún más los que no tienen quien los cuide. Así que en lugar de vagar por la ciudad en busca de alimento, estos perros son cuidados diariamente por los presos. Se trata de fomentar una relación entre los reclusos y los animales, sobre todo una relación afectiva, porque puede que ni esos perros ni esos presos la hayan tenido nunca. Seguro que tanto los perros como los presos encuentran puntos en común. Gracias a los reclusos, esos perros tienen un hogar, además del alimento garantizado y alguien que los cuide. No puede ser mejor.
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