Lo más importante de unas vacaciones, o casi, es el lugar en donde te alojas. Mis vacaciones de este verano han sido en el Hotel Toro& Spa, que se halla ubicado a las afueras de Pamplona, en la carretera de Guipúzcoa a San Sebastián, exactamente a tan solo 7 kilómetros de la capital navarra.
Se trata de un cuatro estrellas muy cómodo para pasar unos días de ocio y conocer la región. El hotel dispone de 59 habitaciones y 6 suites, además de una deliciosa terraza jardín donde se puede desayunar o cenar en verano. Las habitaciones son muy confortables y están equipadas con todo lo necesario.
Una de las habitaciones del hotel.
El hotel cuenta también con un gimnasio, un spa, salones para convenciones y otras muchas cosas más, pero si queréis que os diga la verdad no es mi intención hablar aquí de las instalaciones, o de todas ellas, para eso podéis consultar la web:www.hotelpamplonaeltoro.com, donde podréis obtener este tipo de información.
Mi intención es otra. Como podéis imaginaros, el hotel admite perros, porque, de lo contrario, ya no hablaríamos de él en Togetherdogs. De hecho, lo que me interesa realmente recalcar es que el trato con los animales por parte del personal del hotel es tan exquisito como el que tiene con sus clientes. A mi llegada, cuando entré en la habitación, me encontré con una colchoneta, un comedero y un bebedero a estrenar, y una bolsa de galletas caninas a modo de bienvenida. Confieso que a mi perra le encantó el detalle.
En la parte posterior del edificio, hay un estupendo pipican de uso exclusivo para los perros de los clientes del hotel —sin duda mucho mejor que los que ha instalado la alcaldesa de mi ciudad que son un asco—, y un poco más allá un campo abierto, donde los perros pueden correr y jugar a sus anchas, una auténtica gozada.
Como es natural, los perros no pueden entrar en el comedor, me temo que tampoco en el spa o en la lavandería, así como en otros tantos sitios. Hay unas normas, tanto para los clientes como para los perros. ¡Afortunadamente! Los perros deben saber comportarse. Y los amos deben velar para que así sea. Normalmente si los perros son educados los amos también lo son. El personal del hotel se desvive para que el cliente se sienta a gusto y esté bien atendido. Bamba y Henry estuvieron también muy bien tratados. Y buena parte de ello es mérito de la directora del hotel, Sara Martínez, una buena profesional y gran amante de los animales; de hecho ella tiene dos perros. Y os diré más, Henry estuvo mal de la tripa, y le faltó tiempo para que en cocina se le hiciera arroz hervido con jamón. Realmente de agradecer.
El Hotel Toro, en Pamplona, es absolutamente recomendable para ir con vuestro perro.
El hotel está muy bien situado, muy cerca de Pamplona, pero también cerca de todas partes, de todos los lugares bonitos quiero decir, que en Navarra son un montón. A 40 minutos del Valle de Baztán y de Roncesvalles, lugares imprescindibles para visitar, sobre todo si lo que queréis es hacer excursiones con vuestros perros. Lo cierto es que los caminos no se te acaban.
Y si vuestra curiosidad persiste, en dirección a Zubiri, pasado el embalse de Eugi —donde por cierto hay un restaurante junto al embalse (el único que hay) que se come muy bien, recuerdo aún las pochas— os adentraréis en el collado de Urkiaga, vale la pena contemplar los maravillosos bosques de hayas. Realmente espectacular.
Y el día que no deseéis alejaros demasiado del hotel, tan solo a quince minutos, en dirección oeste, tenéis Zuasti y Erice e Irurtzun y el llamado Mirador de los buitres, y más pueblos, muchos más pueblos, que en Navarra, como los caminos de sus bosques, no se acaban nunca. Igual que a mí no se me acaban las ganas de volver. Preciosa tierra, estupenda comida y gente encantadora. ¡Ah!, y si vais al Hotel Toro no dejéis de preguntarle a Sara por las excursiones de los alrededores para ir con con perro, sabe un montón.
«Nunca se proclamará bastante que la explotación ilimitada del animal por el hombre, el libre ejercicio de la brutalidad de éste, de su sadismo o, lo que es acaso peor todavía, de su obtusa indiferencia hacia esos seres, comprometidos como él mismo en la aventura de existir, es una de las formas del mal; una forma que ninguna religión, ninguna moral, al menos en nuestro Occidente, ha tenido el valor de denunciar, ni siquiera de encarar como es debido».
Agatha Ruiz de la Prada no tiene reparos en afirmar que mataría por sus perros. Adora a los animales, y de pequeña soñaba con vivir en el campo en compañía de cincuenta perros. Su sueño se ha hecho realidad, aunque no son cincuenta tiene un montón de perros que disfrutan de la naturaleza en plena libertad.
¿Cómo llegan los perros a tu vida? ¿O, como me temo, ya naciste rodeada de ellos?
Yo vengo de una familia por parte de mi madre, la madre de mi madre, Urruela, que era gente que tenía perros y caballos, sobre todo perros. En mi familia, lo de los perros ha sido como una religión. Ya de pequeña fui muchísimo al campo. Me encanta el campo. Una tía mía montó a caballo todos los días hasta los ochenta y cinco años. Y mi bisabuelo, jugaba al polo. De niña, yo soñaba con tener una casa con muchos perros.
¿Cuántos perros tienes ahora?
Me pasé todo el confinamiento con dieciséis perros. Y ahora convivo con doce.
¿En el campo o en Madrid?
Bueno, en este momento, que estoy en Mallorca, me he traído a tres; en el campo tengo nueve.
Con tanto perro, alguien te ha dicho alguna vez: ¿O los perros o yo?
Sin duda habría elegido los perros. Es que se me nota demasiado. Mi sueño era tener perros, así es que cuando pude tenerlos… Me acuerdo del primer perro que tuve, Matusalén, al que llamábamos Matusa, y se me murió, y entonces me lo cambiaron por otro que no tenía nada que ver; luego tuve un perro maravilloso, un bobtail, que se llamaba Lady Godiva, y que era bestial, y un día le echaron de casa, y entonces yo me fui con el perro, y estuvimos un mes fuera hasta que nos volvieron a aceptar a los dos.
Me aporta muchísimo. En primer lugar, creo que no hay nada más antiestrés que un perro. Para mí una casa sin un perro…. Mira, a mí me encantan las casas, y se puede tener una casa bonita, pero a la casa hay que darle vida, y el perro le da vida, su presencia es brutal.
Lo mejor de tener un perro es ocuparse de él, quiero decir hacer vida conjunta. ¿Cómo compaginas tu trabajo y tu ocio con los perros?
A veces no puedo hacer una vida conjunta, por lo que sea, pero en cuanto llego a casa los perros se me adhieren como si fueran una pegatina. Es un poco doloroso para la gente que los cuida, pero en cuanto llego se me pegan y dejan de existir. Los perros saben perfectamente quien es su amo, no sé si es porque los quieres más pero es algo que ellos saben, y cuando tú te vas saben que se han de jorobar un poquito. Y también debo decirte que es una cabronada un perro en invierno, la verdad, y te dices: «Dios mío ahora tengo que sacar al perro», y estás toda la cena pensando si lo saco yo o convenzo a mi hija o a quien sea para que te lo saque. Pero al final, los perros lo que hacen por ti es lo mejor. Te vas a pasear, pues es que te conviene pasear, porque si no igual no lo harías.
Agatha Ruiz de la Prada andando por las calles de Madrid con su perro Jimmy, el pasado invierno después de la intensa nevada que cayó en la ciudad.
Se dice que las personas a las que no les gustan los perros no son de fiar. ¿Qué opinas?
Eso es verdad, fíjate, al Innombrable no le gustaban los animales, y entonces cuando se fue con esa, le dijo a los pocos días a mi hijo: «Qué maravilla, ni le gusta el campo, ni le gusta el mar, ni le gustan los animales».
Yo, en cambio, cuando voy por la calle me fijo más en los perros que en las personas. Los perros me interesan bastante más que las personas. Para mí, un perro es lo máximo. Hay perros bonitos, pero luego hay perros que no son tan bonitos pero que les quieres un montón. En aquel entonces, yo vivía con ocho perros, y a mí me parecía tan hortera que al Innombrable no le gustaran los perros… Es que es muy hortera no tener animales, que quieres que te diga.
No me hagas reír, eso sí que no lo había oído nunca
Es la pura verdad, es lo más hortera del mundo. Lo más elegante es tener animales. Mira la reina de Inglaterra, los perros están en los sofás, entran a ver a los primeros ministros, ella los saca a pasear. En la serie The Crown, la reina, cuando está realmente a gusto, es en compañía de sus perros, cuando se siente de verdad liberada, cuando está sin duda a gusto es en compañía de sus animales.
Por no gustarle los perros, el Innombrable aguantó lo suyo
Aguantó treinta años.
Eso es mucho tiempo
Pero los primeros años no tuvimos perro. Los perros llegaron después de cinco años o así. Piensa que él jamás los sacó a hacer pis, aunque se estuvieran muriendo, nunca los sacó. Le daban asco, le daban miedo, le daba asco tocar un animal. Hay gente así, que le da asco tocar un animal. A mí me da mucho más asco tocar a una persona. Por decirte, a mí no me dan asco las cacas de mis perros, pero nada de nada. Es como cuando tienes un bebé, son como las cacas de tu bebé, ¿no?
Se tiende a humanizar a los perros, pero debería ser al revés, es decir, que el hecho de convivir con ellos nos convirtiera, a nosotros los humanos, cada día en un poco más perros.
Ellos son más que humanos, son hiperhumanos.
¿Qué tienes tú de tus perros? ¿Y ellos de ti?
No lo sé, pero la verdad es que a mí los perros me han ayudado muchísimo. Mi vida hubiera sido infinitamente peor sin perros. En una época de mi vida no pude tener perro, y cuando pude volver a tenerlos fue la gozada del siglo.
Y cuándo se te muere, ¡uf! cuando se te muere… Por eso tengo tantos perros, porque si se me muere uno, aunque te parezca un poco bestia lo que voy a decirte, sufres menos, sufres menos si tienes otros perros, amortigua el dolor.
Tengo entendido que hace poco se murió tu chow chow, llamado Perro J.
Oh sí, se me ha muerto hace poco, y fue horrible. Ha sido el perro más caro que he tenido en mi vida, más caro que todo el resto de animales juntos que he tenido. Lo operamos un montón de veces, y cuando más lo operábamos más lo queríamos.
He tenido muchos preferidos, pero este murió de repente. Estaba bien y de pronto se le retorcieron las tripas y se murió. Ya tenía de todo: problemas en los ojos, en la piel, vivíamos todos los días con los problemas del perro. Se murió bastante joven, de la noche a la mañana. No nos lo esperábamos.
No, ya estaba antes. Hace cuatro años que lo tengo. Ahora está aquí conmigo. Es uno de los que duerme conmigo. No en la cama, porque a mí no me gusta que los perros duerman dentro de la cama; eso ya es demasiado.
¿Dentro o encima?
Ellos duermen en mi cuarto, pero nunca en la cama. Mi hija, en cambio, se los mete dentro de la cama. Yo soy perruna pero mis hijos lo son aún más. Mi hija es super perruna, más que yo.
Si pudieras, ¿qué harías para mejorar la vida de los perros en las ciudades españolas?
No sé qué decirte, porque mis perros están en el campo. A mí me encanta llevar los perros sueltos. Una vez en Barcelona hice un desfile, yo en aquel entonces diseñaba prendas para perros. Hice un desfile con treinta perros, yo solita… He diseñado camitas, champú, comida, galletas
Lo hiciste cuando nadie lo hacía, porque ahora Zara ha sacado una colección pet friendly
Lo he visto, sí. Es cierto, lo hice cuando nadie lo hacía. Fue maravilloso, como te digo, hacer un desfile y todos los perros detrás de mí…, y yo pensé «¡Dios mío, cómo se peleen!», porque a todos aquellos perros no los conocía de nada, se podían haber peleado, ¿sabes?
Y te voy a contar algo muy divertido. Fue cuando empecé a desfilar en Nueva York, el primer año desfilé en el Museo de la Ciudad, que está en la Quinta Avenida, y el segundo desfilé en un hotel que era bastante cutre, pero coincidía con la Feria de los Perros. Y en aquel entonces solo había en la ciudad tres o cuatro hoteles que admitían perros, y ese era uno; entonces lo mío era una cosa de moda latina y, de repente, entraba un perro acompañado de cinco personas, y la mezcla de los latinos, la moda, los modelos, los perros, fue algo tan sensacional… Es un recuerdo maravilloso que tengo.
Sé que estás muy comprometida con el bienestar animal y que colaboras con una protectora de Ibiza, a la que incluso le has hecho el logo ¿no es así?
Siempre que me piden colaboro, lo que pasa es que me gustaría colaborar más. Alicia Koplowitz posee un terreno donde tiene mil perros. ¡Imagínate lo que es dar de comer a mil perros! Y pretendía que todos nos quedáramos con algunos, pero es que, de verdad, yo tengo dieciséis y llega un momento en que no puedo coger ya ningún perro más, porque los míos siempre están sueltos.
Sí, pero todos sueltos. Y a veces hay peleas porque hay mucho macho.
Habrás tenido que esterilizar…
A alguna hembra he tenido que esterilizarla, sí. Lo que pasa es que me está dando miedo tener más perros, me da miedo tener más perros de los que tengo. Fíjate, pasé todo el confinamiento en compañía de mis animales. Fue un momento crucial. ¡Es que de pronto llega el Covid y qué pasa con los animales!
Agatha paseando con Jimmy y Perro J.
Y menos mal que pudiste estar con ellos
Sí, estuve con todos, con las gallinas, los caballos, las ovejas, los perros, con todos.
Debió de resultarte reparador pasar el confinamiento rodeada de todos ellos
Sí, absolutamente, pero cuando se acabó el Covid y me fui a Madrid y luego volví al campo a verlos, no te digo. Me quieren tanto que los perros me saltaron encima y me hicieron sangre.
¿Son recogidos?
Casi todos son recogidos, pero tengo miedo de recoger más. Además, cuando los quieres de verdad tampoco puedes tener muchos más, porque no podría tenerlos bien. Y encima es un gasto; yo gasto mucho más en veterinarios que en mis médicos. Los seguros médicos para animales, este sí que es un tema a tratar.
Hay seguros médicos
Sí, pero muy pocos. O la gente tiene muy poca información. Del mismo modo que yo voy a un hospital y no me cuesta nada, ya sea porque tengo un seguro privado o porque voy por la Seguridad Social, con los perros tienes una urgencia y te arruinas.
Pero ahora hay más seguros, el BBVA, La Caixa, Mafre, RAC…
Tengo bastante currado el tema, lo tengo muy currado. Por ejemplo, Perro J tenía un seguro de Mafre, Jimmy tiene un seguro, pero en general… Yo a veces veo a la gente en el hospital veterinario, y pienso ¡Dios bendito! ¿Cómo tendrán dinero para pagar esto?, porque te meten un palo… ¡Y encima para que se te muera el perro! Y ves a gente que no tiene dinero, porque la ves. Tendría que haber una Seguridad Social para perros y más seguros porque es una ruina y, además, no hay igualas, porque los veterinarios no te quieren hacer igualas.
Pero las cosas han mejorado mucho con respecto a unos años atrás, cada vez hay más seguros porque también hay muchos más perros
Eso será en Barcelona, porque seguros hay muy pocos, en este aspecto estamos aún en pañales.
El BBVA y Mafre…
Bueno, sí, pero no es fácil.
Claro que los seguros no te cubren todo, nunca
Y algunos no te cubren nada. Cuando vas a un hospital de perros te meten un palo que flipas. Creo que queda aún mucho por hacer en este sentido. Piensa lo bien cubierto que está el ser humano y lo mal cubiertos que están los animales. Todos.
Por qué tú, además de perros, tienes ovejas, gallinas…
Tengo hasta lombrices, con eso te lo digo todo. Es que me encantan los animales. Es lo que más me relaja. Me encanta dar de comer a las gallinas, me da un subidón. Casi desde que nací, tengo fotos con un año dando de comer a las gallinas.
Te gusta la vida del campo
La necesito, porque la vida de la ciudad me estresa muchísimo.
¿Vas a menudo al campo?
Sí, intento ir lo máximo que puedo. Mis hijos han salido super de campo, sobre todo Tristán. Ahora mismo está en el campo, con abejas, además de con todos los demás animales. Hacemos miel, que me encanta, porque me acuerdo que de pequeña siempre hacíamos miel.
¿Tus hermanos también tienen ese interés por el campo?
Bueno, tengo uno que es ingeniero agrónomo, otro que vive en el campo; en general sí. De todas maneras, lo mío era una obsesión… Yo es que soñaba, y pensaba: «¿Qué es lo que más me gustaría del mundo? Tener una casa con cincuenta perros», me decía. Luego me he dado cuenta de que no, que cincuenta son demasiados.
«En África nunca tuve un perro que no fuera un lebrel escocés. No hay raza más noble. Deben de haber vivido siglos y siglos al lado de los hombres para entendernos tan bien como nos entienden. Aparecen en pinturas de todos los tiempos, y ellos mismos tienden a dar un aire como de tapiz antiguo a todo lo que los rodea, una atmósfera casi feudal».
«Si descontamos fumar, beber y los juegos de azar, descubriremos que el resto de los placeres preferidos por los ingleses son los mismos placeres preferidos por sus perros».
El equipo de Las muy perras. De izquierda a derecha, Mari Quiñonero (ilustradora), Rebeca Khamlichi, sentada, en el centro, Mari y Laura, de la galería madrileña Échale Guindas, y el fotógrafo Ale Megale. (Foto de @alemegalephoto para @lasmuyperras).
Las muy perras es una asociación sin ánimo de lucro que se dedica por entero a rescatar galgos abandonados y maltratados y buscarles un nuevo hogar. También aúna esfuerzos para recaudar dinero con el fin de poder ayudar a las protectoras y sociedades caninas y luchar por el maltrato animal.
Cuentan que este proyecto arrancó en un mes de febrero, porque es en el mes de febrero cuando acaba la temporada de caza con galgo, o sea, cuando los galgos que, por razones varias, no sirven para la caza son abandonados a su suerte; y eso en el mejor de los casos.
Su trabajo con los galgos es admirable. «Luchar por los derechos de los animales no es compasión sino justicia», no se cansan de decir. Su cuenta en Instagram tiene muchos seguidores y las fotos de Ale Megale son espectaculares.
Contadme, ¿quién hay en realidad detrás de Las muy perras?
LMP somos Mari Quiñonero, Rebeca Khamlichi (dos artistas), Ale Megale (un fotógrafo) y María y Laura de Échale Guindas (una galería de arte).
¿Cómo, cuándo y dónde nace Las muy perras?
LMP nace en Madrid, hace seis años, cuando Rebeca Khamlichi y yo, Mari Quiñonero, dos amigas artistas con galgos adoptados, salimos en busca de un galgo abandonado que había en un pueblo de Toledo, dimos con él, lo rescatamos y nos vinimos arriba. Desde entonces, hacemos todo los que podemos por ellos. Actualmente estamos centradas en recaudar dinero para ayudar a las protectoras de España que hacen todo el trabajo sucio que los distintos gobiernos no asumen.
Vosotros habéis dicho siempre que sois unos simples aficionados, personas con vuestras ocupaciones y vuestras familias y «que no podéis mirar hacia otro lado en cuanto al maltrato animal se refiere». ¿Cómo compagináis este proyecto solidario con el día a día, con vuestros trabajos?
Lo compaginamos como podemos. Ahora ya somos un equipo de cinco personas y podemos repartirnos el trabajo. Nos dejamos mucha energía, tiempo y dinero en todo este tinglado. Pero nos sentimos felices de poder ayudar. De hecho, no nos va el activismo de sofá, somos personas de actuar.
«¿Por qué tener una vida perra ha de ser peyorativo? Los perros son animales fieles, nobles, generosos, llenos de buenas cualidades. Nos declaramos muy perras.», han dicho en más de una ocasión.
Desde que rescatasteis al primer galgo abandonado en un pueblo de Toledo ha pasado mucho tiempo. Actualmente, ¿cuántos galgos soléis rescatar al año? ¿Recorréis el campo después de la temporada caza? ¿Dónde empieza y dónde acaba vuestra tarea?
Los primeros meses rescatamos muchos galgos, pero los rescates hay que hacerlos bien. Me refiero a que algunos son muy duros y pueden prolongarse varios días. De modo que eso ya se lo dejamos a gente mucho mejor preparada que nosotras, como, por ejemplo, la asociación SOS RESCUE (http://sosrescue.es). Nosotras nos hemos centrado en recaudar dinero y ayudar a las protectoras a donde llegan esos perros rescatados, que luchan por ellos a diario y están en primera línea de batalla.
El equipo de Las muy perras al completo en compañía de sus perros. (Foto de @alemegalephoto para @lasmuyperras).
¿Personalmente qué os aporta el hecho de rescatar perros maltratados?
Si no fuera por ellos, no lo haríamos. Estamos absolutamente convencidas cuando decimos que ayudarles no es un acto de compasión, sino de justicia. Quizá llegue un tiempo en el que no haya que luchar por sus derechos, pero mientras tanto seguiremos dándolo todo. La satisfacción que sentimos cuando sabemos que están a salvo y bien atendidos no tiene precio.
El fotógrafo Ale Megale, uno de los miembros del equipo de Las muy perras. (Foto de @alemegalephoto para @lasmuyperras).
Tanto la web (www.lasmuyperras.com) como vuestra cuenta en Instagram son una muestra ejemplar y de buen gusto de lo que hacéis. Es un placer entrar en ellas. De hecho, contáis con miles de seguidores. ¿A qué creéis que se debe vuestro éxito?
La solidaridad animal funciona muy bien en redes porque mucha gente quiere ayudar y no siempre sabe cómo hacerlo. Nosotras lo contamos de forma bonita porque creemos que usar imágenes crueles y dolorosas no ayuda, sino todo lo contrario.
Uno de los galgos de Las muy perras. (Foto de @alemegalephoto para @lasmuyperras).
¿Con qué apoyo o ayudas contáis para emprender esta labor?
No tenemos ningún tipo de ayuda, ni la buscamos. Somos cinco personas que nos dejamos la piel por ellos sólo con los medios que están a nuestro alcance.
La cervecera gallega Mustache, sofisticadamente artesana, ha creado una edición limitada de una cerveza, llamada Mustache & Las muy perras, de 10.000 unidades, cuyo beneficios se destinan a los galgos abandonados. (Foto de @alemegalephoto para @lasmuyperras).
Parece ser que las medidas aplicadas por el Gobierno no son suficientes para erradicar el maltrato y el abandono. ¿Qué creéis que hace falta?
Mucha educación para concienciar a las nuevas generaciones y endurecer las leyes de abandono y maltrato para aquellos para los que esa educación ya está perdida.
Recomendad a nuestros lectores un libro en el que el perro es el protagonista.
Última voluntad y testamento de un perro distinguidísimo, de Eugene O’Neill, ilustrado por Alessandra Genualdo. Se trata de un librito muy sencillo y especial sobre la despedida. Todo el que tenga un perro en casa debería leerlo.
Uno de los galgos rescatados (Foto de @alemegalephoto para @lasmuyperras).
Si algo sé de Mercedes Milá es que es una persona comprometida con el bienestar animal. Basta ver su programa de Scott y Milá en Movistar para darse cuenta de ello. Sin embargo, sus episodios no serían lo mismo sin la presencia de Scott, porque Scott es el perro de Mercedes, un schnauzer pequeño, educado y sabio, que la acompaña a todas partes y que, a estas alturas, es tan o más famoso que ella. Mercedes y Scott son inseparables, casi podría decirse que uno no es del todo sin el otro. Por eso, en Togetherdogs, creímos que ese vínculo merecía una entrevista, y desde aquí agradecemos a Mercedes que se prestara a ella.
En más de una ocasión has explicado cómo llegó Scott a tu vida. Era el perro de tu madre. En realidad, Scott llegó tarde y a pesar tuyo, porque tú no fuiste a buscar un perro ni estaba en ti la intención de tener uno. ¿No es así? No fue una elección, sino que las circunstancias te llevaron a ello. Por lo tanto, Scott tuvo que seducirte. Dime, ¿qué te cautivó de él?
Lo que dices es exacto. Incluso se me hizo cuesta arriba la obligación de sacarlo a pasear todos los días y pensé: «no aguantaré». Pero Scott empezó a provocarme curiosidad casi desde el primer día. Siempre hacía su primer pipí en el mismo árbol y la caca cuatro o cinco pinos más arriba. Observé que siempre repetía los mismos árboles, y me interesó. Eso hizo que los paseos ya no fueran aburridos. Y ni te cuento cuando intervenían otros perros. Para mí todo ese lenguaje era nuevo y lo fui aprendiendo día a día mientras mi madre se iba apagando.
Scott y tú lleváis unos años juntos, me gustaría saber en qué ha cambiado tu vida desde que tienes perro. ¿Ahora eres capaz de imaginarte esa vida tuya sin un perro a tu lado?
No quiero imaginar mi vida sin Scott, me hace demasiado feliz. Tengo que organizarme un poco para hacer que encaje en una vida bastante agitada, pero acabo consiguiéndolo. Tengo la suerte de que es un perro muy tranquilo y la gente se queda encantada con él.
Mercedes conduciendo con su perro Scott en su regazo, el verdadero protagonista de Scott y Milá, uno de los mejores programas de Movistar.
Tener un perro implica renuncias, ¿a qué has renunciado?, si es que lo has hecho.
De momento, no he tenido que renunciar a nada. No olvides que Scott es una estrella de la tele y estar a su lado es un privilegio.
Y también ataduras, ¿las sientes esas ataduras?
Sí, pero ya sabemos que sarna con gusto no pica.
Sabemos que no todos los que tienen perro se merecen tenerlo, pero los que tenemos perro no solemos empatizar con quienes no les gustan, bien porque les molesta su presencia o porque corretean en los parques públicos o hacen sus necesidades en plena calle; aunque por supuesto las recojamos. ¿Cómo reaccionas tú? ¿Has vivido episodios de ese tipo o altercados a causa de Scott?
Scott es un schnauzer pequeño. Es un perro tranquilo, que casi no ladra y que, aunque parezca mentira, hace sus necesidades en un rincón, allá donde menos moleste. No he tenido ningún altercado como el que tú explicas, debe de ser muy desagradable. Pero tampoco antes de tener a Scott me molestaron los perros.
¿Crees que la compañía de un perro nos mejora como seres humanos? ¿En qué te ha mejorado Scott a ti?
No me atrevo a decir de mí misma que Scott me ha mejorado; eso es mejor que lo digan los demás. Pero, si te soy muy sincera, creo que él me ha enseñado a ser paciente, a esperar. Yo soy impaciente, no nerviosa, impaciente, que es muy distinto. Un perro tiene toneladas de paciencia. Me enternece profundamente hasta qué punto son capaces de esperar.
Mercedes Milá con su perro Scott.
Se dice que con el tiempo de convivencia se produce una simbiosis entre el perro y el dueño. Parece que tú estás muy unida a Scott y que estasimbiosis es evidente. ¿Crees que en estos casos en que el contacto es tan estrecho, el perro se humaniza? ¿Qué tiene de ti Scott?
El veterinario me ha dicho que Scott tiene alto el colesterol; en eso nos parecemos. Mi perro es muy independiente y anárquico (me ha dicho una cuidadora). ¡¡¡Ha salido a mí!!!
Barcelona es una ciudad «enemiga» de los perros. Las políticas de bienestar animal son un desastre desde que la señora Ada Colau y sus acólitos están en el Ayuntamiento. Las de Madrid parecen que están algo mejor, si bien nada que ver con las grandes ciudades europeas. Si de ti dependiera, ¿qué mejoras emprenderías?
No vivo mucho en Barcelona. En Esplugas, nuestra alcaldesa, Pilar Díaz, no pone las trabas que me cuentan de Ada Colau. Es curioso, porque todo cambiaría si Colau tuviera un perro.
El escritor Arturo Pérez Reverte, ha dicho en su cuenta de Twitter: «Los perros son una lealtad en busca de una causa. Es el ser humano quien los hace buenos o malos. No hay perros malos sin dueños malos.» ¿Qué opinas?
La lealtad está en sus genes.
España es un país de maltrato animal. Basta recorrer los campos de Castilla, que tanto inmortalizó Machado, tras la temporada de caza para contemplar un espectáculo dantesco: los galgos colgados de los árboles o arrojados a los pozos. O tantas otras maldades que los perros padecen, como robos para peleas que algunos desalmados organizan para lucrarse, o torturas y muerte, y cuyas penas, por delitos de esa envergadura, son irrisorias, máximo un año de cárcel que los culpables ni siquiera cumplen. ¿No crees que deberían endurecerse las penas para quienes abandonan, maltratan y matan animales?
Sí, lo creo firmemente. Tengo registradas en mi mente imágenes de malos tratos a animales y no entiendo que sus autores no sufran castigo por ello. Para mí, Ismael y Coque, del Santuario Gaia (www.fundacionsatuariogaia.org), son el mejor ejemplo de cómo dar dignidad a animales maltratados. Lo podéis ver en Instagram.
«De pequeño quise tener un perro, pero mis padres eran pobres y sólo pudieron comprarme una hormiga».
Woody Allen.
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