La galería de arte William Secord se halla en el 29 West 15th Street, entre la Quinta y la Sexta avenidas, en Manhattan, Nueva York. Se trata de una galería especializada en pinturas de perros de los siglos XIX y XX. Abierta desde 1990, debe su nombre a su fundador William Secord, una auténtica autoridad mundial en pintura de este tipo.
La historia empieza 1982, cuando William Secord fue nombrado director del Museo del Perro en Nueva York. Licenciado en Historia del Arte y con un máster en administración artística, Secord había trabajado dos años antes en una galería en Toronto y era un gran conocedor de las pinturas de perros. Se le consideró la persona adecuada para tomar las riendas de este proyecto, que él mismo describió como una «prueba de fuego». Tras cuatro años de trabajo intenso, en 1986, el American Kennel Club determinó que el Museo del Perro tenía previsto trasladarse a San Luis. Sin embargo, Secord decidió quedarse en Nueva York con la idea de montar su propia galería de arte. Una idea que se hizo realidad en 1990. «Algunos coleccionistas estaban realmente interesados en la historia y el desarrollo de su raza de perro a través de obras de arte», explica Secord.
Las pinturas de perros adquirieron una gran popularidad en la Inglaterra del siglo XIX, durante el reinado de la reina Victoria, la cual tenía más de setenta y cinco perros en sus perreras de Windsor. Pintores como Edwin Landseer, junto con sus contemporáneos Maud Earl y John Emms, están considerados hoy en día importantes retratistas de perros, y sus obras se venden por cientos de miles de dólares.
La galería William Secord posee obras de artistas ingleses como Maud Earl, Thomas Earl, John Emms y Arthur Wardle y de artistas estadounidenses como Arthur Fitzwilliam Tait y Percival Leonard Rosseau entre otros. Pero también podemos encontrar obras de tres interesantes artistas contemporáneas: Christine Merrill, Pamela Hall y Sheela-Marie Padgett. «Tenemos la suerte de ofrecer un grupo extraordinario de pinturas que representan una amplia variedad de razas históricas», señala Secord.
Si os gustan las pinturas de perros, una género tan inglés por otro lado, no dudéis en visitar la galería si os encontráis en Nueva York o tenéis previsto viajar a esta ciudad; de lo contrario, os invitamos a entrar en la web www.dogpainting.com, porque resulta un deleite la cantidad de retratos de perros que podéis contemplar e incluso adquirir si estáis interesados en alguno de ellos. Un trabajo insigne el de William Secord, uno de los mayores especialistas del género. Óleos, acuarelas, dibujos, esculturas, un amplia variedad para todos los gustos.
Si tenéis previsto un viaje a Nueva York no dejéis de visitar la galería William Secord.
Secord, además, es autor de varios libros sobre pintura canina, como Dog Painting, 1840-1940, A Social History of the Dog in Art, Dog Painting, The European Breeds, A Breed Apart y The American Dog at Home, entre otros. Todos los libros están disponibles en la galería y pueden adquirirse también a través de su sitio web www.dogpainting.com.
El mastín tibetano es uno de los perros más grandes del mundo, su variedad dorada, con su espectacular melena, hace que se asemeje a un león.
El mastín tibetano o dogo del Tibet está considerado, en la actualidad, el perro más caro del mundo. Puede que sea debido a la antigüedad de la raza, por ser descendiente de perros pastores del Himalaya, animales que se utilizaban para custodiar los monasterios tibetanos, algo para lo que todavía se le emplea hoy en día; o quizás sea debido a su gran tamaño y precioso pelaje, que le otorga un aspecto soberano, o tal vez por ser un excelente guardián.
El mastín tibetano es una raza muy antigua.
Se trata de una raza muy antigua, ya mencionada por Marco Polo en sus crónicas de viajes a Asia en el siglo XIII. Y mucho antes, dos mil años antes de Cristo, se cree que los asirios ya la utilizaban para vigilar a los prisioneros. Con las conquistas romanas y las invasiones de los pueblos asiáticos, estos perros se extendieron rápidamente por la cuenca del Mediterráneo y dieron origen a todas las razas de perros europeos, como el San Bernardo, el Terranova y el mastín de los Pirineos.
Por su ferocidad y poderío físico, se dice que el guerrero mongol Gengis Khan llegó a poseer un ejército de 30.000 mastines tibetanos.
No obstante, no fue hasta el siglo XIX cuando el mastín tibetano empezó a conocerse en Occidente, concretamente en 1847, cuando lord Hardinge, el virrey de la India, le regaló un ejemplar a la reina Victoria. Su belleza cautivó no sólo a la soberana sino también a todos los británicos. Eduardo VII tuvo dos ejemplares, pero no fue hasta 1898 cuando se registró la primera camada en un zoológico de Berlín.
EL mastín tibetano es una raza muy adaptada para vivir en zonas montañosas y climas fríos.
Características del mastín tibetano
Es un perro robusto, de gran tamaño. El macho mide 66-76 cm de cruz y su peso oscila entre los 85-100 kilos; mientras que la hembra mide 61-71 cm de cruz y su peso se halla alrededor de los 70 kilos. La cabeza es gigantesca y maciza, con grandes belfos y una boca provista de dos enormes colmillos capaces de ejercer una de las mordeduras más fuertes del mundo canino. Los colores del estándar son negro fuego, negro, amarillo, rojo, dorado, negro, gris azulado, y grisáceo.
La boca del mastín tibetano está dotada de dos enormes colmillos.
Se trata de una raza propia de zonas montañosas, donde las temperaturas en invierno son realmente bajas, razón por la que poseen un abundante pelaje, que está dotado de dos capas, una externa que repele la lluvia y la nieve, y otra interna que el animal muda dos veces al año y lo mantiene caliente. Su ladrido es una de las características más preciadas de esta raza.
El mastín tibetano es un perro guardián y protector y, por lo mismo, puede ser feroz y peligroso con los extraños.
Se trata de un animal muy territorial, robusto y resistente, por lo que es un excelente guardián y defiende a los suyos, es decir a los rebaños si los tiene a su cargo o la familia si vive con ella y, especialmente, es muy protector con los niños.
El mastín tibetano es un perro que cuida y protege celosamente a los niños.
El estándar de la raza
Los occidentales comenzaron a exportar esta raza a Europa en el siglo XIX, y cuando posteriormente la Federación Canina Internacional quiso registrarla, China no lo aceptó, por lo que la FCI acabó redactando el estándar oficial de la raza basándose en los perros europeos, que son de menor tamaño con respecto a los perros chinos. Las líneas europeas no tienen tanto pelaje, son más pequeñas y los colores también son distintos. El perro chino es un perro más grande, más ancho, más peludo, con una melena más tupida y con un carácter más primitivo y feroz, muy común en los perros asiáticos.
Símbolo de riqueza y estatus social
En la cultura oriental, el mastín tibetano es signo de riqueza y de estatus social. Actualmente, está considerado el perro más caro del mundo. En China, su precio actual puede oscilar entre los 10.000 y 12.000 euros. Para los millonarios chinos poseer un mastín tibetano se ha convertido en objeto de distinción. El registro de la venta más elevada por un perro de esta raza es de 1, 6 millones de euros, un mastín llamado Hong Dong comprado por un magnate del carbón en China.
El mastín tibetano es un signo de opulencia y distinción entre los chinos.
El gobierno de España esta trabajando en una nueva ley de Bienestar Animal. El anteproyecto de esta nueva ley se espera que llegue el próximo mes de noviembre al Consejo de Ministros en primera vuelta, se apruebe en enero del 2022 y pueda entrar en vigor al año siguiente.
El director general de Derechos de los Animales, Sergio G. Torres, ha expuesto las nuevas medidas en las que está trabajando el gobierno de España a propósito del bienestar animal antes colectivos, entidades e instituciones relacionadas que luchan y abogan por nuevas leyes de protección animal.
Entre las medidas más relevantes destacamos las siguientes:
● Los animales no podrán ser sacrificados, salvo en situaciones que por razones de salud del animal se requiera aplicarle la eutanasia para evitarle el sufrimiento.
● Los animales no podrán ser abandonados, con severas penas para quien lo haga.
En España se abandonan 300.000 animales al año. Es el país de Europa con el mayor índice de abandono.
● Los particulares no podrán criar animales. La cría estará reservada a los profesionales, es decir, a los criaderos acreditados y registrados. Se limitará el número de camadas y se exigirá un riguroso control veterinario. En este sentido, se prohibirá, por ejemplo, la cría si existen factores de consanguinidad en los animales o enfermedades genéticas.
● Junto con las diecisiete Comunidades Autónomas, el gobierno pretende llevar a cabo un mayor control de los datos de los animales y disponer de un sistema alfanumérico nacional para evitar, además, que criadores ilegales críen y se anuncien en Internet.
● Los perros de caza deberán disponer de las instalaciones adecuadas, gozar de condiciones higiénicas y sanitarias apropiadas, estar vacunados, desparasitados y haber pasado los controles veterinarios correspondientes, medidas todas ellas que serán controladas por las fuerzas y los cuerpos de seguridad del Estado.
● Se regularán las colonias felinas.
● Se prohibirá la cría de animales utilizados para la peletería.
● Se prohibirá la venta de animales en tiendas.
● Se prohibirá el tiro al pichón
● Se prohibirá la participación de animales en medios de comunicación, espectáculos, ferias, cabalgatas, belenes, romerías, etc.
● Se regularán los santuarios de animales.
● Se eliminará la lista de perros potencialmente peligrosos. Los perros serán valorados por su comportamiento, independientemente de su raza.
● Se incrementarán las multas por sanciones leves, graves y muy graves.
Naturalmente, hay otras muchas más medidas, y como aún hoy se trata de un anteproyecto, no sabemos cuáles serán finalmente las definitivas, pero, en cualquier caso, todo es empezar. Y es un paso de gigante para el bienestar de los animales y para todos aquellos que queremos un país mejor.
Naude Dreyer, fundador de la ONG Ocean Conservation Namibia.
Se estima que a lo largo de la costa de Namibia existe una población de 1,5 millones de lobos marinos del Cabo. La cantidad de basura que el hombre arroja al mar, sobre todo los restos de artes de pesca, se ha convertido en uno de los mayores peligros para estos mamíferos. Cada año se arrojan al océano ocho millones de toneladas de plástico —doce millones si se tiene en cuenta otro tipo de basura, según Greenpeace— que tardan cientos de años en descomponerse y se adhieren a los animales, causando la muerte a cerca de cien mil ejemplares.
Miembros de la ONG se disponen a capturar un lobo marino para liberarlo de los hilos de plástico que lleva enredados alrededor del cuello.
En 2020, el biólogo marino Naude Dreyer fundó la ONG Ocean Conservation Namibia (www.ocnamibia.org) con la finalidad de poner fin al sufrimiento de estos animales. Él y un equipo de voluntarios persiguen a los lobos marinos para atraparlos y quitarles los hilos de plástico que llevan enredados en sus cuerpos. Los animales huyen a toda velocidad porque desconocen cuáles son las intenciones de los humanos.
Dreyer confía en que la tarea que lleva a cabo Ocean Conservation Namibia sensibilice a la sociedad y ejerza una mayor concienciación por lo que respecta a cuidar el planeta y los seres que habitan en él.
«Cuando ves un animal envuelto en plástico, queda claro que mantener limpios nuestros océanos no es una sugerencia, sino una prioridad absoluta», cuenta Dreyer.
Dreyer y su equipo trabajan en la península de Pelican Point, un espigón que protege la bahía de Walis en Namibia, en el suroeste de África, donde se estima que habita una colonia de aproximadamente 100.000 lobos marinos.
Dreyer ante una cría de lobo marino en Pelican Point.
En el último año, Ocean Conservation Namibia ha logrado liberar de los plásticos a más de novecientos lobos marinos. Dreyer mantiene un registro de los ejemplares liberados y la pieza de plástico recuperada del animal. Todos sus datos y hallazgos se guardan para futuras investigaciones. La ONG no recibe ayudas estatales, las ayudas que recibe son donaciones privadas de todo el mundo.
Además del tacto, el olfato, la vista, el gusto y el oído, siempre se ha dicho que los perros tienen unsexto sentido. Ya sabemos que son capaces de «adivinar» cuando estamos llegando a casa o de percibir nuestros estados de ánimo, o de detectar olores imperceptibles o señales premonitorias de un tsunami o de un terremoto, o de oler el cáncer y otras enfermedades.
Es una obviedad que los perros oyen mucho mejor que nosotros. Con respecto al nuestro, su oído es tan potente que sienten frecuencias muy altas que nosotros ni siquiera percibimos.
En el tsunami de 2004 en Indonesia, por poner solo un ejemplo, horas antes de que ocurriera el desastre, los animales —mamíferos, aves— se alborotaron y salieron en estampida hacia el centro de la isla, como si desearan ponerse a cubierto de algo, algo que aún no había sucedido, que estaba todavía por suceder. Esto está científicamente demostrado.
Los terremotos, las tormentas o los tsunamis no suceden de golpe, sino que van precedidos de señales, indicios, que nosotros no estamos en condiciones de percibir; pero ellos sí. Los animales son capaces de detectar las vibraciones o fallas que se producen en las profundidades de la tierra y que preceden a un desastre natural.
Un olfato privilegiado
Cuando dejamos a nuestro perro en casa para ir al trabajo, dejamos el rastro de nuestro olor. A lo largo de las horas del día, su intensidad disminuye hasta que nosotros entramos de nuevo en casa y el ambiente vuelve a llenarse de él. Con el tiempo, nuestro perro sabrá exactamente cuándo nuestro olor alcanza el nivel más bajo para predecir nuestro regreso al hogar. Por lo tanto, algunos científicos sostienen que los perros huelen el tiempo. Además, como todos los animales y también las plantas, están condicionados por el ritmo circadiano, el reloj biológico que dicta nuestros cambios fisiológicos y psicológicos.
Todos los que tenemos perro sabemos algo de su sexto sentido, porque es evidente que perciben nuestro estado de ánimo. Si estamos contentos ellos también lo están, si, por el contrario, nos invade la tristeza, no se separan de nuestro lado. Cualquier persona que tiene perro ha experimentado eso. Su empatía no tiene límites.
Un perro espera pacientemente a que su dueño vuelva a casa.
Scamp, el perro que olía la muerte
Algunas estudiosos sostienen que los perros pueden ver o sentir presencias sobrenaturales. Eso no está científicamente demostrado, pero sí es cierto que sus capacidades sensoriales están más desarrolladas que las nuestras, lo que significa que pueden percibir ruidos que nosotros no oímos o sentir estados que nosotros no somos capaces de sentir.
En algunos perros, además, esta capacidad sensorial va todavía más allá. En The Pines, una residencia de ancianos de Ohio, Estados Unidos, un schnauzer pequeño llamado Scamp que vivía con los residentes era capaz de oler la muerte de un ser humano unos días antes de que se produjera. De pronto, el perro se mostraba alterado, iba de un lado a otro, hasta que entraba en una habitación, se subía a la cama y no se movía ni salía del cuarto para nada. A los dos o tres días, la persona que estaba en esa cama, moría. El personal sanitario ya sabía que cuando el perro se colocaba a los pies de la cama de alguien, ese alguien moriría unos días después. Inaudito pero cierto.
El pasado 5 de octubre se ratificó en el Congreso la Ponencia que prevé la modificación de algunas leyes para que los animales domésticos dejen de ser «cosas» y pasen a ser «seres que sienten». En concreto, se debatió la Ponencia de la proposición de ley para modificar el Código Civil, la Ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil sobre el régimen jurídico de los animales.
Esta iniciativa cuenta con la aprobación de todos los grupos parlamentarios, salvo de VOX. La Comisión parlamentaria, que posee plena competencia legislativa, aprobará el texto para su remisión posterior al Senado con el fin de continuar su tramitación. Con dicha modificación, los animales pasarán a ser seres sintientes en la ley española. Y, además, permitirá a la Justicia determinar la custodia del animal en procesos de divorcio o separación según lo que ésta considere mejor para el animal. Del mismo modo, en los procesos de embargo o desahucio, los animales dejarán de ser considerados bienes inmuebles con el fin de que no puedan ser embargados.
Los perros de caza de muchas rehalas viven en condiciones deplorables por parte de los rehaleros. Para quienes no lo sepan, la rehala es el grupo de perros que se utiliza para la caza de montería, práctica muy común en el centro y el sur de España. Por lo general, las rehalas se emplean para las grandes batidas, como la caza del ciervo y de jabalíes.
Galgos del Sur, una organización sin ánimo de lucro en defensa de los galgos abandonados y maltratados ubicada en la provincia de Córdoba, ha denunciado la lamentable situación en la que viven estos perros. Junto con Diario Animalista y DAMAC Juristas (la primera Asociación de Juristas especializados en Derecho Animal), la protectora ha llevado a cabo una investigación que ha grabado en una serie de vídeos para mostrar a la sociedad civil las pésimas condiciones y el maltrato que padecen estos perros. Viven en lugares insalubres, permanentemente encadenados, sin apenas poderse mover, pasan frío o calor según el clima, las condiciones higiénicas son inexistentes, y padecen hambre y sed. Los rehaleros suelen acudir a estos lugares cada tres días, y mientras tanto los perros padecen la falta de agua y comida y también de movilidad, por lo que sus cuerpos yacen entre sus propias heces y orines.
Y cuando los perros ya no sirven para cazar, los matan de un tiro, o aún peor, los atan a un árbol para dejarlos morir. Es una vergüenza que a la gente que trata así a sus animales no se la sancione por maltrato animal con cuantiosas multas y penas de cárcel.
Rehala de Los Barrios
Hace dos meses, Galgos del Sur, junto con Diario Animalista y Damac Juristas, denunció la rehala de Los Barrios, en Cádiz, al ayuntamiento del lugar y la Junta de Andalucía, por las condiciones de insalubridad y palizas que sufren los perros por parte de su propietario, un rehalero que ha sido grabado en diferentes ocasiones por un vecino, imágenes que ponen de manifiesto que se trata de maltrato animal. Sin embargo, se desconoce hasta el momento cualquier tipo de actuación por parte del ayuntamiento de los Barrios. «Es indignante que la Junta de Andalucía, con su presidente Juanma Moreno Bonilla (PP) al frente, haya declarado la montería y sus rehalas Bien de Interés Cultural, y que ampare y blinde esta crueldad haciéndola pasar por cultura y tradición.», afirma Patricia Almansa, presidenta de Galgos del Sur.
Javier Luna, cofundador de Galgos del Sur, considera inadmisible que ante una denuncia sobre las condiciones de maltrato en la que malviven cerca de cincuenta perros, el ayuntamiento de Los Barrios haya hecho caso omiso a los posibles delitos penales e infracciones administrativas que este rehalero esté cometiendo.
A continuación os mostramos el vídeo para que veáis las condiciones en las que viven estos animales.
Cabe recordar que el Intergrupo de Bienestar y Conservación de los Animales (WCA) del Parlamento Europeo se dirigió formalmente al Gobierno de España y a sus diecisiete comunidades autónomas para manifestar su «preocupación» por el trato que reciben los perros empleados para la caza en nuestros país. Denunció que el trato que reciben los galgos y otros perros de caza son contrarios a los valores europeos y, en concreto, a la condición de seres «sintientes», reconocida en el artículo 13 del Tratado de Lisboa.
Si sabéis o tenéis conocimiento de alguna rehala en la que los perros están en pésimas condiciones y son maltratados no dudéis en poneros en contacto de inmediato con Galgos Surwww.galgosdelsur.com Diario animalistawww.diarioanimalista.com o DAMAC Juristaswww.damacjuristas.com para que ellos puedan emprender las acciones pertinentes.
Aunque resulte del todo insólito hay perros millonarios. Y algunos de ellos atesoran una inmensa fortuna. Sus propietarios optaron por dejarles su herencia o una parte considerable de ella, lo que suele despertar la ira de sus familiares que no dudan en querellarse o entrar en litigios. Por lo general, suele tratarse de personas sin descendencia, que viven solas junto a su animal de compañía, al que le profesan una auténtica adoración. Con todo y con eso, hay historias que no dejan de resultar sorprendentes. Aquí os contamos algunas de ellas.
Trouble, propiedad de Leona Helmsley
Trouble era un bichón maltés que, en 2007, heredó 12 millones de dólares tras la muerte de su dueña, la empresaria hotelera estadounidense Leona Helmsley, conocida como «Queen of Mean» (La reina del mal) por su arrogancia y codicia, pero sobre todo por sus operaciones fraudulentas y evasión de impuestos, hechos por los que fue condenada y le valieron unos años de cárcel.Los cuatro nietos de Helmsley, de los que desheredó a dos de ellos, alegaron que su abuela tenía problemas mentales y llevaron el caso a juicio.
Trouble con su dueña, Leona Helmsley.
Un jurado de Nueva York determinó que, en realidad, el perro no necesitaba aquella cuantiosa cantidad de dinero y dictaminó que con 2 millones de dólares era suficiente. Los diez restantes se destinaron a los negocios familiares. De modo que Trouble se trasladó a vivir a Florida, en el hotel Helmsley Sandcastle, en Sarasota, bajo los cuidados del director general del establecimiento, Carl Lekic. Vivió felizmente en compañía de un guardaespaldas que, pese a las numerosas amenazas de secuestro que recibió el animal, cuidó de él hasta su muerte, acaecida en 2011.
La multimillonaria americana Leona Helmsley en compañía de su perro Trouble.
Pontiac de Betty White
La actriz de Hollywood Betty White adoptó a Pontiac cuando éste apenas tenía un año de edad. En la actualidad, su dueña va camino de cumplir los cien años y Pontiac posee un fondo fiduciario por valor de 5 millones de dólares. Esta considerado uno de los perros más ricos del mundo.
Betty Whitte con su perro Pontiac, un golden retriever, que adoptó con un año de edad.
Los perros de Oprah Winfrey
La popular presentadora de televisión estadounidense Oprah Winfrey con dos de sus cachorros.
La famosa presentadora estadounidense Oprah Winfrey ha declarado que sus perros heredarán 3 millones de dólares. Así lo ha dejado escrito en su testamento. Como no tiene hijos, sus perros son lo más importante de su vida y, como ha dicho en numerosas ocasiones, desea que, tras su fallecimiento, estén bien cuidados.
Toby Rimes de Ella Wendel
Toby Rimes de Ella Wendel heredó 30 millones de dólares.
Toby Rimes era un caniche blanco propiedad de la multimillonaria neoyorquina Ella Wendel. Cuando ella murió en 1931 el perro heredó 30 millones de dólares. A partir de entonces, todos los descendientes de este perro se llamaron supuestamente Toby Rimes y heredaron también el dinero. En 2004, un perro del mismo nombre apareció en una lista que se publicó en el London Mirror como uno de los perros más ricos del mundo, y, desde entonces, varios Toby Rimes han ido apareciendo como descendientes del primero, propiedad de la señora Wendel. No sabemos hasta qué punto es cierta esta historia, pero parece ser que con los años tiene ya más de leyenda que de realidad.
Gunter III y Gunter IV, propiedad de Karlotta Libenstein
Gunther IV, hijo de Gunther III, ya nació rico; de hecho, es multimillonario dispone de jet privado, le encanta el caviar y vive rodeado de servicio y de guardaespaldas.
La condesa alemana Karlotta Libenstein murió en 1991 sin descendencia. Tal vez por ello dejó un fideicomiso de 106 millones de dólares a su perro Gunter III, su estimado animal de compañía. Dicho fideicomiso fue administrado por un equipo financiero que incrementó esa cantidad a 400 millones de euros. Gunter III tuvo descendencia, por lo que su hijo Gunter IV, ya nació rico. Viaja en limusina y dispone de jet privado.Gunter IV dispone de un guardaespaldas y de un cocinero privado que le prepara exquisitos manjares, siempre supervisados por un veterinario para que su salud no se resienta, ya que se prevé que tenga un descendiente: Gunter V.
Conchita, propiedad de Gail Posner
Gail Posner y su perra Conchita.
La multimillonaria estadounidense Gail Posner dejó tras su muerte una herencia de 3 millones de dólares a Conchita, su perra chihuahua que vive una vida de auténtico lujo. Reside en una mansión en Sunset Island y lleva un collar de diamantes de Cartier. El hijo de Gail, Bret Carr, ha emprendido una batalla legal para impugnar la herencia de su madre. Carr sostiene que su madre fue engatusada por el personal de servicio para que cambiara el testamento antes de morir.
Gail Posner y su perra Conchita eran inseparables.
El testamento de Gail Posner establece que sus tres perros (Conchita, April Maria y Lucía) vivan en la mansión de Sunset Island hasta que mueran. De igual modo legó al servicio 27 millones de dólares y el derecho a residir en la mansión sin pagar alquiler alguno a cambio de que cuidaran bien de sus perros. Su hijo Bret, por el contrario, sólo heredó un millón. El resto de la fortuna ha sido donada a organizaciones benéficas.
Flossie, propiedad de Drew Barrymore
Flossie fue uno de los perros preferidos de la actriz Drew Barrymore.
Flossieera el perro que adoptó la actriz Drew Barrymore. Si bien es sabido que la actriz es una enamorada de los perros, Flossie ocupó el primer lugar en el corazón de la actriz y en el de su ex novio Tom Green, cuando, en el 2002, el perro alertó a la pareja de que su casa estaba en llamas. A raíz de ese incidente, Barrymore consideró a Flossie un auténtico héroe y, como le había salvado la vida, decidió hacer un fideicomiso con su casa de Beverly Hills, valorada en 3 millones de dólares. Si bien Flossie murió en 2010, durante ocho años fue una de las mascotas más ricas del mundo.
Los perros del diseñador Alexander McQueen
El diseñador británico con uno de sus bull terrier.
El diseñador Alexander McQueen falleció en 2010 por propia decisión, tras una profunda depresión que se vio agravada por el fallecimiento de su madre. Su fortuna estaba estimada en 16 millones de libras (algo más de 18 millones de euros). Antes de fallecer, estableció por testamento que su dinero se repartiría entre sus hermanos, sus sobrinos, sus amigos, el servicio doméstico que había trabajado para él en los últimos años, una protectora de animales y sus tres perros. Estos últimos recibieron 50.000 libras (alrededor de 57.000 euros) al año para su manutención.
El diseñador británico con dos de sus perros.
Lulu, propiedad de Bill Dorris
El border collie del americano Bill Dorris que heredó 5 millones de euros.
Lulu, un border collie de ocho años se ha hecho millonario tras la muerte de su dueño. Ha heredado 5 millones de euros. Bill Dorris era soltero, vivía en Nashville y lo tenía muy claro. Quería que tras su muerte al perro no le faltara nada. «Cinco millones de dólares serán transferidos a un fideicomiso que se creará tras mi muerte para el cuidado de mi border collie Lulu con el fin de que se puedan satisfacer todas sus necesidades». Dorris siempre estaba de viaje por motivos de trabajo y quería que cuidaran bien a Lulu mientras él no estaba. También dejó por escrito que su amiga Martha Burton sería la cuidadora de Lulu, porque cuando él se ausentaba, Martha cuidaba bien de su perra.
«Realmente no sé qué pensar. Simplemente sé que Bill quería mucho al perro», dice Martha.
El testamento indica que se emplee ese fondo para los gastos mensuales que generen las necesidades del animal, lo que no se sabe es qué pasará con ese dinero cuando Lulu muera.
En 1798, tras la muerte de su tío abuelo William, el poeta George Gordon Byron (1788-1824), que entonces contaba diez años de edad, heredó la abadía de Newstead en Nottingham, Inglaterra, y se convirtió en el sexto lord Byron. Como señala el escritor André Maurois en su biografía sobre el poeta: «Desde el primer encuentro, Byron se enamoró de Newstead», lugar adonde se trasladó con su madre y su institutriz Mary Gray. Los años que vivió en Newstead —como afirmaría el propio Byron más tarde— fueron los mejores de su vida, rodeado de naturaleza y en compañía de sus perros y otros animales.
Retrato de lord Byron de Richard Westall, National Portrait Gallery, Londres.La abadía de Newstead en Nottingham, Inglaterra, propiedad de lord Byron, donde el poeta pasó su adolescencia y parte de su juventud.
Amó a varias mujeres en su vida. Y tuvo dos hijas: Augusta Ada, con Anne Isabella Milbanke, quien fue su esposa, y Allegra, con Claire Clairmont, hermanastra de la escritora Mary Shelley; si bien se especuló acerca de la paternidad de una tercera, Medora, fruto de la relación incestuosa que mantuvo con su hermanastra Augusta. Dichos rumores supusieron un escándalo en la sociedad de su época, que por amoral y libertino no tardó en darle la espalda al poeta. Esta fue una de las razones, sino la única, por la que Byron abandonó definitivamente su país en 1816, al que nunca regresaría, salvo para recibir sepultura tras su muerte en 1824 a los treinta y seis años. «Los elegidos de los dioses mueren jóvenes», sentenció el comediógrafo griego Menandro. Y así fue en su caso. Tras viajar por toda Europa y pasar temporadas en Suiza e Italia, en 1824 decidió viajar a Grecia para luchar por la independencia del país que, en aquel entonces, formaba parte de imperio otomano. En abril de aquel año cayó enfermo, tuvo ataques epilépticos y contrajo unas fiebres que acabaron por causarle la muerte.
Lord Byron en su lecho de muerte, de Joseph-Denis Odevaere (c. 1826). Museo Groeninge, Brujas, Bélgica.
Lord Byron encarna al poeta romántico por excelencia, soberbio, vanidoso, amoral y provocador. Dado a los excesos, fueran etílicos o de otra índole, era hombre de sentimientos exaltados, lúcido, excéntrico, amante de los placeres, atormentado y proclive a la autodestrucción. Ya de muchacho le gustaba rodearse de animales. En Newstead llegó a tener casi un pequeño zoo doméstico: caballos, gatos, águilas y halcones, gansos, grullas, además de un oso y un mono y, por supuesto, perros, sus compañeros más queridos.
Cuenta la leyenda que durante una travesía en barco el perro con el que viajaba Byron cayó al agua. El poeta ordenó al capitán que detuviera el barco con el fin de poder salvar al animal, pero éste se negó alegando que el reglamento prohibía detener el navío por esa causa; solo estaba autorizado a hacerlo en el caso de que fuera un hombre quien cayese por la borda. Byron, enfurecido, se arrojó entonces al agua para salvar a su perro, y el capitán no tuvo más remedio que detener el barco para rescatar a ambos.
De todos los perros que tuvo Byron —se conocen unos cuantos: Fanny, Thunder o Nelson, entre otros—Boatswain fue su preferido. Nacido en 1803 y procedente de Canadá, este terranova cautivó desde el primer momento el corazón del poeta y se convirtió enseguida en su fiel compañero, del que Byron no se separó hasta su muerte, acaecida en 1808 tras contraer la rabia. Byron lo cuidó hasta el final. Sintió una pena tan profunda cuando murió Boatswain que ordenó construir en los jardines de Newstead un monumento en el que el poeta escribió uno de los epitafios más bellos que se han escrito jamás en honor a un perro:
«Aquí reposan/los restos de una criatura/que fue bella sin vanidad/fuerte sin insolencia/valiente sin ferocidad/que tuvo todas las virtudes del hombre/y ninguno de sus defectos.»
Aquí yace enterrado Boatswain, el perro preferido de lord Byron.
Se cuenta que cuando Byron agonizaba en su lecho de muerte en Missolonghi (Grecia) pidió que lo devolviesen a su país y lo enterraran junto a Boatswain, un deseo frustrado, tal vez porque Newstead se vendió en 1817. El caso es que Byron yace enterrado junto a su madre en la iglesia de Santa María Magdalena, cerca de su amada abadía de Newstead.
Lo que Byron no sabía es que con su propia muerte estaba otorgándole la inmortalidad a Boatswain, pues así ha llegado hasta nuestros días. Boatswain es ya inmortal.
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